El 8 de septiembre es el día de la Natividad de la Virgen. Una de las grandes fiestas dedicadas a la Madre de Dios. Esta celebración, al igual que todas las relacionadas con la Virgen María, siempre se ha vivido de una forma muy especial en la ciudad de Sevilla y su provincia.
Pero desgraciadamente, la obra más destacada de este misterio no podemos disfrutarla a día de hoy en la ciudad de Sevilla.
La Natividad de la Virgen de Murillo en la Catedral
Para la celebración de tan importante acontecimiento el Cabildo Catedral tuvo a bien que Murillo realizara un cuadro con esta temática, que se encontraba ubicado en la capilla de San Pablo.
El maestro realizó un cuadro maravilloso que recibió todo tipo de parabienes entre la crítica del momento.
Detalles de la obra de la Natividad de Murillo
El cuadro representa un dominio increíble del color y el claroscuro por parte del genio sevillano. La obra representa tres escenas, pero de todas ellas destaca la escena central, donde podemos ver un estudio maravilloso de la luz, con una composición triangular donde un grupo de mujeres se enternecen al ver el nacimiento de la futura Madre de Dios.
Una de las características del arte de Murillo, es que usa escenas de la vida cotidiana de la Sevilla de su época. Eso hace que la obra adquiera un gran realismo, y que fuera muy cercana para las personas de su tiempo. Ya que esos cuadros representaban algo cotidiano en su vida.
En esta obra también se aprecia ese uso de los colores pasteles, heredados por nuestro artista de Roelas, y esa rica paleta cromática que caracterizó al maestro, y que alcanzaría su culmen en los grandes conjuntos pintados años después para el convento de Capuchinos de Sevilla o el Hospital de la Caridad.
Ecos de Rembrandt en la obra
El profesor Ángulo vio en esta obra una influencia de Rembrandt. Tenemos que pensar que esa rica Sevilla existían cuadros del artista neerlandés en colecciones privadas, a las cuales pudo tener acceso el maestro, además de grabados y copias que eran muy prolíficos en ese periodo y servían para que los artistas conocieran las últimas novedades de la pintura europea.
De hecho, pocos años después, en las fiestas por la inauguración de Santa María la Blanca, en la obra de Torre Farfán se habla de como se colgó una obra del artista holandés en los festejos que se celebraron.
Un detalle muy empleado por Murillo, es el uso de los ángeles, los cuales se encuentran jugando como niños, y el detalle de uno de ellos mirando a un perrito que el lado izquierdo contempla la escena.
Para hacer que la escena no pierda su carácter casero, coloca una silla en el primer término de la composición, y al fondo de la escena se ve la cama donde se encuentran los padres de la Virgen: San Joaquín y Santa Ana.
La creación de la Academia de pintura
El mismo año de la obra, 1660, es un año importante para el artista porque se crea la Academia de pintura de Sevilla, donde uno de los directores sería Murillo. Se ubica en uno de los edificios más notables de la ciudad, la Lonja (hoy Archivo General de Indias). Y una de sus finalidades era que los pintores pudieran aprender a pintar desnudos al natural, siguiendo el ejemplo por ejemplo de la Academia de Florencia. Además de Murillo, otros ilustres miembros de la Academia fueron Herrera el Mozo y Valdés Leal.
El destino de la obra
Uno de los momentos más trágicos de la ciudad de Sevilla, fue la invasión napoleónica y su brutal expolio en la ciudad, el cual fue dirigido por el mariscal Jean de Dieu Soult, que fue tan exaltado por el país galo, que aparece como un héroe en el Arco de Triunfo de París.
La idea originaria del Mariscal era robar el famoso San Antonio de Murillo, pero los canónigos le convencieron que era una obra de gran tamaño y podría dañarse de camino a París, entonces decidió llevarse el cuadro del Nacimiento de la Virgen.
Hoy la obra de la Natividad de la Virgen de Murillo se encuentra totalmente desvirtuada en el museo parisino del Louvre, ejemplo del gran daño causado por las tropas francesas en el patrimonio hispalense.