Juan Martínez Montañés, el que fue llamado el Dios de la madera, es uno de los grandes artistas de la Historia del Arte. Nacido en Alcalá la Real, estudió con Pablo de Rojas en Granada y que terminó en la gran Sevilla del Siglo de Oro.

Con Pablo de Rojas aprendió lo mejor del Renacimiento de la parte oriental de Andalucía. Después de ese aprendizaje viaja hasta Sevilla donde va a desarrollar la mayor parte de su carrera artística.

En Sevilla se examina como maestro escultor. Su fama se va extendiendo por todo el reino, por ese motivo es llamado a la corte para realizar el modelo de la cabeza del monarca de la escultura que realizaría el Italiano Pedro Tacca.

Su obra abarca retablos, esculturas exentas y no sólo en Sevilla sino también en Jerez de la Frontera donde realiza una de sus obras más interesantes, el retablo de la batalla de los Ángeles de la iglesia de San Miguel de la localidad.

También tenemos obras suyas en Perú y Colombia que nos hablan de aquella Sevilla que era la puerta del Nuevo Mundo.

Sus inicios y llegada a Sevilla

Martínez Montañés. San Cristóbal.

Al llegar a Sevilla aprendió de otros grandes artistas que habían estado en la ciudad entre ellos el italiano Pedro Torrigiano, tomando como referencia a este gran maestro para el San Jerónimo que iba a esculpir en el monasterio de San Isidoro del campo. La calidad de sus obras, sus retablos… hicieron que adquiriera una gran fama, y sus obras fueron requeridas no sólo en la península sino también al otro lado del oceano, creando para las Indias, obras excepcionales que aún se conservan.

Hay un templo en Sevilla donde vemos un compendio de su obra, con la primera escultura de juventud documentada en Sevilla y una de sus obras de plenitud, que además procesiona en la Semana Santa de la ciudad. Nos referimos al templo del Salvador donde se encuentran el fabuloso San Cristóbal realizado en 1597 y la excepcional talla del Señor de Pasión. El San Cristóbal sorprende por su fuerza y fortaleza, siendo una obra de juventud desprende una maestría impropia de alguien de su edad. El modelado de los brazos, donde podemos apreciar sus venas y la fuerza que posee al coger al niño Dios, la expresión del rostro, el dinamismo de los ropajes..contrasta con la expresión del niño Salvador, que utiliza la iconografía del mundo con la cruz y que es representado en el momento de bendecir; algo que sin duda nos evoca esculturas medievales y no una época que es el preámbulo del barroco.

Montañés y Vázquez de Leca

Martínez Montañés. Cristo de la Clemencia.

El Arcediano de Carmona y canónigo de la Catedral de Sevilla Mateo Vázquez de Leca. Interesante personaje que heredó su puesto, su fortuna y hasta su biblioteca de su tío, que fue secretario de Felipe II.

Un encargo suyo marcó un hito de la escultura en madera, fue el famoso crucificado que encargó a Martínez Montañés para su capilla privada de la Cartuja de Sevilla y que hoy se encuentra en depósito en la Catedral de Sevilla. Nos referimos al Cristo de la Clemencia.

Una obra que va a ser importantísima para el desarrollo posterior de los crucificados en la ciudad, en muchas ocasiones se ha puesto en relación con obras posteriores como el Cristo del Amor de Mesa o el del Calvario de Francisco de Ocampo.

Otro detalle importante es que, al ser policromada por Pacheco, Montañés sigue la teoría de Santa Brígida, Santa sueca que dice que tuvo una imagen de Cristo crucificado con 4 clavos. por tal motivo esta interesante talla lleva dos clavos en los pies.

Las palabras sobran con una obra de tal calidad artística.

El Señor de Pasión

Martínez Montañés. El Señor de Pasión

En la tarde del Jueves Santo procesiona en Sevilla una imagen que para muchos es la talla más perfecta que desfila en la Semana Santa de Sevilla. Nos referimos al Señor de Pasión, una de las obras maestras de Martínez Montañés, además este año que se conmemora su aniversario. La escultura fue realizada en 1615 y originariamente representaba el pasaje del evangelio donde Cristo es ayudado por Simón de Cirene, desgraciadamente una errónea decisión hizo que a finales del siglo XX el Señor fuera sólo, después de casi 400 años, en su maravilloso paso creado para ser acompañado con el Cirineo por Cayetano González. Esta prodigiosa obra se encuentra en la iglesia del Salvador que podéis visitar con nosotros en nuestra visita al Salvador y la Catedral de Sevilla.

La obra de Montañés en San Isidoro del Campo

Retablo de San Isidoro del Campo

Una de las obras más destacadas de Montañés, fue las obras que le encargó la comunidad de Jerónimos del monasterio de San Isidoro del Campo. Ellos querían que su retablo fuera una obra de referencia, y por tal motivo contactaron con el artista, aunque no lo contrataron a la primera, lo primero que realiza es la capilla del reservado, una obra maravillosa donde realiza una serie de obras de gran calidad, que aún se conservan, y que fue lo que despejó las dudas de la comunidad para que realizaran esa maravillosa obra que a día de hoy nos sigue sorprendiendo.

El retablo posee varios cuerpos, pero dentro de esta completa obra destacamos la maravillosa escultura de San Jerónimo, realizada para procesionar y donde se ve la influencia de Torrigiano, ya que se basó en el modelo que realizó para el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista y que hoy se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Y que, como la obra del Florentino, también procesionaba por el claustro del convento.

Dentro de ese retablo, destacamos también los dos fabulosos altorrelieves que representan la adoración de los Reyes y de los pastores, donde el maestro realiza una de sus obras cumbres, con unas imágenes talladas con una gran calidad y pormenorizados detalles, no sólo de las personas sino también de animales y la escenografía utilizada.

En este conjunto, no olvidar la esculturas orantes del Guzmán el bueno y su señora, donde se ve clara, su influencia granadina.

Retablo de San Juan Bautista del Convento del Socorro

El retablo de San Juan Bautista proveniente del Convento del Socorro de Sevilla y que hoy podemos disfrutar en la Iglesia de la Anunciación. Nos encontramos ante una obra singular de Martínez Montañés realiza entre los años 1610 y 1620, y que continúa esa tradición tan arraigada en aquellos años de los retablos de los Santos Juanes. El retablo realizado en la típica estructura manierista de aquellos años, lo podemos poner en relación con otras obras del maestro como las que realiza para el Convento de San Leandro o Santa Paula. Normalmente Montañés no policromaba sus obras, sino que esta labor la realizaban pintores de prestigio en este caso Juan de Uceda. También la gran calidad artística de los altorrelieves nos hace que recordemos la excepcional obra realizada por este autor y sus discípulos en el monasterio de San Isidoro del Campo, una de las obras maestras de Martínez Montañés en Sevilla.

La cieguecita y el modelo iconográfico de la Inmaculada

Cieguecita_montañes

Montañés vivió un momento importante dentro de lo que fue el Arte español del Siglo de Oro, en Sevilla en esos años se realizó una reivindicación de la Virgen como Inmaculada, por tal motivo, debido a un encargo, nuestro artista realiza una obra fabulosa donde crea un modelo que refleja la dulzura de María y su aceptación para ser la madre del creador. Sus rasgos dulces, su mirada baja (que es la que ha hecho que sea denominada la cieguecita) en actitud de aceptación la misión que le ha comunicado el arcángel San Gabriel. Si a esto unimos un estudio pormenorizado del ropaje, y esas yemas de los dedos que casi se rozan, tenemos como resultado una obra sublime que se convirtió en un modelo para las esculturas inmaculistas.

Obras en los conventos sevillanos de Martínez Montañés.

Conventos de clausura. San Juan Santa Paula

El maestro realiza interesantes obras para diferentes cenobios sevillanos: San Leandro, San Clemente, Santa Paula….

De todas estas obras, nosotros vamos a destacar las dos esculturas de los santos juanes que realiza para Santa Paula. Su movimiento, sus rasgos y su forma de transmitir, hacen estas dos obras casi insuperables en su género, si a esto le unimos que se conservan en su lugar original, retablos manieristas de excelsa calidad, hace que sea obligada una visita a la iglesia del monasterio.

La muerte de Montañés

Falleció con motivo de la gran epidemia de Peste Bubónica que asoló Sevilla en 1649 y una placa en el lugar donde se encontraba la primitiva iglesia de la Magdalena nos indica el lugar donde se enterraron sus restos mortales.