Un 13 de enero de 1504 fallecía en Sevilla Catalina de Ribera. Sin lugar a dudar una de las mujeres más importantes de la historia de Sevilla. Catalina vivió en una época donde Sevilla se estaba convirtiendo en la gran ciudad del mundo. Su vida coincide con la construcción de la Catedral, qué espectáculo sería ver crecer aquella gran montaña hueca en mitad de la ciudad. En un principio es la hija segunda del adelantado mayor de Andalucía, lo que en aquella época significaba que siempre iba a estar a la sombra de los que habían nacido por delante de ella.
Pero el destino hizo que su hermana mayor muriera y ella se casara con el que había sido su marido: Pedro Enríquez. Aunque su hermana tuvo un hijo con Pedro, éste también murió prematuramente. Por todas estas vicisitudes, primero con su marido y posteriormente ella sola se va a convertir en una de las personas más importantes y económicamente pudientes de la Sevilla de su época.
Los palacios de Catalina de Ribera



Si hay algo que todavía nos sorprende a día de hoy en la ciudad de Sevilla son sus palacios, su residencia principal la Casa de Pilatos fue construida junto con su marido, creando el segundo mayor palacio de Sevilla después del Palacio Real, el Real Alcázar.
Un edificio de 10000 metros cuadrados con derecho de agua donde se mezcla lo mejor de la arquitectura del Renacimiento y la tradición mudéjar. En su interior podemos ver bellas yeserías que se mezclan con los azulejos de los hermanos Polido.
Ese edificio fue transformado posteriormente por su hijo y sus descendientes creando el espectacular palacio que existente a día de hoy.
Pero no va a ser el único palacio que perteneció a Catalina, ya que adquiere el gran palacio que poseía la familia Pineda en el centro de Sevilla: El Palacio de las Dueñas. Hasta aquel momento un edificio medieval que ella va a transformar y lo va a convertir en el bellísimo palacio renacentista que es actualmente. Lo compra con la idea que sea la residencia de su segundo hijo. Hoy en día, todo el palacio posee aún la estructura y la decoración realizada por Catalina de Ribera. Gracias a ella el Renacimiento llega a esta bella edificación ubicada en el centro de Sevilla.
De los elementos más reseñables son el patio principal y su capilla, en esta última, podemos ver personajes mitológicos que se mezclan con ángeles que portan atributos pasionarios y elementos propios de la arquitectura de aquel momento como arcos conopiales o bóvedas de terceletes.



El hospital de las 5 llagas
Pero nuestra protagonista va a realizar una gran obra benéfica, que pudo realizar por una bula pontificia que obtuvo al quedar viuda, por tal motivo, junto con su hijo Don Fadrique, edifica el Hospital de las cinco llagas, en el año 1500, su finalidad era que los pobres tuvieran un lugar para ser atendidos, en un principio se funda en la calle Santiago, pero por temas de salubridad en 1540 se lleva extramuros de la ciudad, junto a la puerta de la Macarena, donde actualmente se conserva el Inmueble, aunque hoy con otro uso, ya que es donde se encuentra el Parlamento de Andalucía.
Su sepulcro



Su hijo don Fadrique realizó un viaje increíble para conocer Tierra Santa, ese viaje es donde se forja la Semana Santa moderna de Sevilla. En este trayecto pasó por Italia, donde se maravilló del Arte de la península Itálica, encargando obras de gran valor, entre ellas los sepulcros de sus padres que hoy se encuentran en la Cartuja de Sevilla y que son dos de las obras más maravillosas del Renacimiento que existen en la ciudad y que podéis conocer con más profundidad en el artículo que hemos realizado sobre ellas.