En este artículo nuestra idea es tratar la relación que vivieron el genial pintor Joaquín Sorolla con la ciudad de Sevilla.

Sevilla que al igual que Valencia es la ciudad de la luz y el color, va a influenciar mucho en la obra del genio levantino. Tanto es así que en los jardines de la casa que se realiza en Madrid, se inspira en los jardines del Alcázar de Sevilla e incluso el tercer patio de esta casa, hoy museo Sorolla, lo denominará el “pulmón sevillano”.

Pero no toda la relación de Sevilla con Sorolla fue un idilio, sino más bien todo lo contrario, ya que, en su primera experiencia con la ciudad, el pintor de la luz, va con muchas reticencias y en las cartas que escribe a su mujer incluso comenta “la famosa y cacareada Sevilla, no es para tanto…”.

Pero después de esta primera aproximación, Sorolla se va dejando embaucar del encanto de la ciudad. Y va dejando constancia de ello a través de los cuadros que realiza de diferentes monumentos y lugares de la ciudad del Guadalquivir.

La personalidad de Joaquín Sorolla

El puente de Triana. Sorolla 1908

Al ver una obra de Arte, en este caso las increíbles obras de Sorolla, nos preguntamos como es la persona que realiza esa maravilla. En este caso tenemos la suerte de una persona coetánea al pintor que nos describe como es, nos referimos a José Manaut que en su obra Biografía íntima. Nos hace esta descripción del artista:

“Conversador, jovial y naturalmente afectuoso, su charla era pintoresca e incisiva, aromada por aquella sal ática peculiar de la gente valenciana del mar o de la huerta. Pocos hombres tan abiertos al culto sincero de la amistad como lo fuera Joaquín Sorolla..”

Jiménez Aranda realiza un maravilloso retrato de Sorolla, donde se ven reflejados todos los rasgos de esa definición y por ese motivo, lo hemos tomado como la imagen de este artículo.

Su primer encuentro con Sevilla: La Semana Santa

Virgen del Valle. Sorolla

En el año 1902, cuando Sorolla era un pintor consagrado es cuando realiza ese primer viaje a Sevilla, que como hemos comentado en la introducción comenzó con reticencias que posteriormente se fueron disipando, en esto ayudó su amigo, el también pintor José Jiménez Aranda. Es interesante como nos habla de cómo fue a ver la Macarena y las sensaciones que tuvo al ver pasar el desfile procesional:

“los santos son magníficos y de gran figura, pero lo bueno fue la luz, el color soberbio de las gentes al sol destacando sobre paredes azules y blancas..”

La reina y el Alcázar de Sevilla

Victoria Eugenia de Battenberg con manto de armiño

En 1908 vuelve a la ciudad para hacer un cuadro a la reina el retrato de la reina Victoria Eugenia de Battenberg con manto de armiño. Debido a la agenda de su majestad el pintor va a tener tiempo de visitar la ciudad, que ahora si le llena plenamente, y sobre todo el Alcázar, especialmente por sus jardines, los cuales representará en sus lienzos.

Además del retrato de la reina, pintará al príncipe Alfonso, al marqués de Viana y a su amigo el Conde de Aguiar. Y de las obras que realiza sobre la ciudad, destacamos la que realiza sobre el puente de Triana, al ser un derroche increíble de luz y color. Así nos lo define él en una carta a su mujer Clotilde “…pero con una luz y un color que sólo es comparable a Valencia”.

Sorolla y la Hispanic Society

Si hay un personaje que marca la carrera de Sorolla fue Archer M. Huntington, este hispanista americano creador de la Hispanic Society, va a ser básico para muchos de los encargos importantes que va a tener Sorolla.

El primero que podemos destacara es el retrato de Alfonso XIII cubierto por una capa blanca de la orden de Santiago.

Pero su gran encargo fue la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York, donde con cuadros de gran formato quería representar a toda nuestra nación. A pesar de las limitaciones de espacio, Sorolla accedió a realizar el monumental trabajo y para ello recopiló toda la información necesaria, aunque en algunos casos los interpretó a su manera. Así viajó por diferentes puntos de España Aragón, Cataluña, Navarra, Elche, Valencia y en Andalucía, se centró en Sevilla, salvo en el cuadro de la pesca del atún que reflejaba ese momento pesquero que se vivía en Ayamonte ( Huelva)

Los nazarenos de Sevilla

Los nazarenos. Sevilla

Obra realizada en 1914 y que se pintó en el Convento de San Clemente. Donde representa el discurrir de una procesión en Semana Santa. El lienzo tenía previsto que estuviera al fondo la Giralda, seguramente un guiño al público de Estados Unidos al que iba dirigido el lienzo. Otro dato curioso es que los nazarenos no se corresponden a ninguna cofradía, no sabemos si fue una decisión del pintor por no querer representar concretamente a una, o porque al pintar los nazarenos a posteriori y no dominar la Semana Santa mezcló las túnicas y antifaces de diferentes cofradías.

También ha habido mucha polémica sobre que imagen representa en la obra: es la Virgen del Rosario de Monte-Sión, aunque el palio no es exactamente igual al que sacaba en aquella época. Muy interesante es el estudio del exorno floral, con ramilletes cónicos, que seguro que tuvieron influencia de otra Virgen y otro palio, al que Sorolla estudia detenidamente, el palio de la Virgen del Valle.

El encierro

El encierro. Joaquín Sorolla

Otro de los cuadros que va a realizar para el conjunto neoyorkino basados en Andalucía y en Sevilla, se denomina el encierro, y aunque ve otras localizaciones para su realización como Jerez de la Frontera, al final lo va a realizar en Sevilla en la finca de Tabladilla. Para su realización acude a la finca de los Mihura para ver los toros en vivo en el campo. Tan contento le dejó su trabajó que el artista comentó” yo estoy seguro será el mejor cuadro que quizás habré hecho”. Tanto es así, que la crítica lo considera una de sus obras maestras, y uno de los mejores ejemplos del luminismo pictórico. A esto debemos unir una soberbia representación del campo, donde Sorolla pone presente una de sus características el plasmar a modo de escena fotográfica en este caso un encierro. Es capaz de captar pormenorizadamente todos los detalles, la arena que van dejando los toros, las miradas de los garrochistas, las típicas chumberas de los campos de Andalucía.

El Baile

El Baile. Sorolla

Para esta interesante obra nuestro autor buscó mantones, figurantes y se basó en una de las grandes fiestas perdidas de Sevilla, las Cruces de Mayo. En esta obra busca alegría, luminosidad, color y alegría. Esta difícil composición se la comunica Sorolla al señor Huntington: “Estoy pintando ahora la Fiesta de la Cruz de Mayo, o sea las sevillanas bailando -quizá es de todo lo que llevo hecho lo más complicado, y difícil, de luz y colores, más el movimiento-“

Los toreros

Los toreros. Sevilla

La intrahistoria de este cuadro es muy interesante porque a Sorolla no le gustaban los toros, lo veía como un espectáculo sangriento.  Pese a ello había acudido en varias ocasiones a la Maestranza para ver el ambiente y sobre todo el color, que como hemos visto, buscaba en cualquier lugar. Si nos colocamos en un contexto histórico, a principios del siglo XX el mundo taurino era la principal celebración en el país, y no incluir un cuadro dedicado a este mundo en un conjunto que representara a España, sería excluir una de las partes más importantes de su cultura. Aunque como estamos comentando, él no la compartiera.

También, con esta obra quería representar otro de los muchos matices que poseía la ciudad de Sevilla.

La Sevilla de Sorolla

La Condesa de Lebrija. Sorolla

Sorolla conoció una ciudad en plena transformación, donde se estaba preparando la exposición iberoamericana, se estrenaba el parque de María Luisa, o se hacen obras de gran calado como los edificios de la nueva avenida en un estilo que en principio se llamó sevillano y que finalmente se denominó regionalismo.

Una Sevilla de nobles: Conde de Aguiar, Duque de Alba, Duque de Medinaceli, Condesa de Lebrija, Marqués de la Vega Inclán.. que compartieron amistad con Sorolla y que eran abanderados de los cambios culturales de la España de ese momento junto con el rey Alfonso XIII.

Destacamos la definición que realiza del nuevo parque de Sevilla (el de María Luisa):

“Parladé me llevó al nuevo Parque de Sevilla, …es una obra tan colosalmente bella que los jardines del Alcázar son pobres y tristes, qué rosas, qué emparrados de estas, estanques, bancos de azulejos, árboles magníficos, todo oliendo a azahar…”

Porque aunque no fue lo único, uno de los elementos que más gustaba a Sorolla de Sevilla eran sus jardines, destacando especialmente los jardines del Alcázar, a los cuales dedica numerosas obras y en los que se basó para los jardines de su casa madrileña.

El Café Novedades de Sevilla

También conoció los famosos cafés cantantes, donde destacaba en la Campana, el café Novedades, que frecuenta en varias ocasiones y que va a inmortalizar en uno de sus lienzos.

Seguramente le hubiera gustado visitar más nuestra ciudad, pero la terrible enfermedad que sufrió le dejó sin ni siquiera poder terminar muchas de los cuadros que pensó realizar.

Bibliografía.

Montes Martín, Juan Carlos. Sorolla y Sevilla

VV.AA. Catálogo de la exposición de las obras de la Hispanic Society