Uno de los barrios con más solera de toda la ciudad es el Arenal, ese Arenal de Sevilla que hablaba Lope de Vega en una de sus obras, es uno de los lugares que mantiene su esencia y que a pesar de los avatares de la historia se mantiene como uno de los espacios más representativos de Sevilla.
Entre la Catedral y el Guadalquivir el barrio ha sido la frontera de la ciudad. Su Arco del Postigo, o postigo del aceite; es junto con al Arco de la Macarena uno de los pocos lugares que conservamos del acceso a la ciudad. De origen árabe fue reformado en el siglo XVI siendo alcalde de la ciudad el Conde de Barajas, era uno de los tres accesos a la ciudad que existían en el barrio, los otros eran el postigo del Carbón (ubicado en la actual calle Santander) y la Puerta del Arenal, también de origen islámico pero que se modificó por completo en el siglo XVI con un proyecto de Hernán Ruíz II, autor entre otras edificaciones del campanario de la Giralda.
Junto al Arco del Postigo, encontramos una pequeña capilla, donde se rinde culto a la Pura y Limpia del Postigo, bellísima Inmaculada barroca que llegó hasta presidir una misa papal con más de un millón de personas, y uno de los ejemplos de capillas públicas tan característicos de la ciudad. Al otro lado del arco se encuentran las Atarazanas de Sevilla, en su momento los mayores astilleros de Europa, construidos en 1252 por Alfonso X, en origen eran 17 enormes naves, de las que sólo conservamos 7 aunque debido a la subida del nivel de la ciudad no podemos disfrutar de su porte original, en la restauración prevista para el monumento algunas de esas naves volverán a ofrecernos la imagen que tenían en sus primeros momentos. Desde el año 1719 parte de las Atarazanas se usaron como Real Maestranza de Artillería y se usaba para construir y recomponer útiles de artillería.



Muy cerca se encuentra otro edificio básico para la economía de España. La Real Casa de la Moneda. Nos encontramos ante una serie de edificios que rodeaban la fundición , hoy convertida en sala teatral, donde los mentales que llegaban de todos los rincones del Imperio se fundían en monedas. Un libro de Pérez Reverte “El oro del rey” recrea literariamente como el monarca llegaba para ver la llegada de la Flota de Indias que traía tantas riquezas que cambiaba la economía del mundo, después de sortear a los corsarios ingleses que intentaban quedarse con tan valioso botín. Hace poco se ha restaurado la entrada al recinto, embelleciendo más si cabe este precioso lugar.
Otro lugar que se encuentra entre la Real Casa de la Moneda y las Atarazanas es el Hospital de la Caridad, la institución trasladada a este lugar de la ciudad cuando Miguel de Mañara se convirtió en su hermano mayor, es otro de los grandes tesoros de Sevilla. Más por la labor humanitaria que siguen realizando que por el bellísimo conjunto que nos sigue sobrecogiendo. Cruzando por una estrecha puerta nos encontramos con un patio con bellas esculturas italianas, todo rodeado de azulejos holandeses que llegaron a Sevilla previo paso por Cádiz. Este hermoso lugar es la antesala a una de las joyas del Barroco español y europeo, la increíble iglesia de una sola nave donde el venerable Siervo de Dios intenta resumirnos la enseñanza que él ya había comprendido, como la vida es efímera, de ahí las fabulosas postrimerías de Valdés Leal: “In Ictu Oculi” y “Ni más ni menos”(o Finis Gloriae Mundi). Dos vanitas que son seguramente los cuadros más dramáticos del Barroco del viejo continente. Pero también nos dice que eso no tiene que ser el final y que Dios nos permite una vida eterna gracias a las obras de Misericordia, las cuales están representadas de una forma maravillosa por el increíble retablo que realizan Pedro Roldán Y Bernardo Simón de Pineda donde se representa el entierro de Cristo. Si a esto unimos como Murillo representa el resto de obras de misericordia (desgraciadamente algunas de las obras fueron robadas en la invasión napoleónica, pero hoy debido a que se han hecho copias se ha conseguido recuperar todo el programa iconográfico original). Un lugar para no perderse.



El Arenal, el barrio de la plaza de toros y la ópera
Pero el Arenal no deja de sorprendernos; delante del hospital, junto a los jardines de la institución que acogen la maravillosa escultura de su fundador que realizo el gran Antonio Susillo, se encuentra el Teatro de la Maestranza de Sevilla. El actual teatro de la Ópera de la ciudad, pero Sevilla no es una ciudad cualquiera, es la ciudad que posee más óperas dedicadas en el mundo, más de 100 títulos de este maravilloso género están dedicadas a la ciudad del Betis. Los ecos de Don Juan, Carmen, El barbero de Sevilla…están presentes en cualquier rincón de la gran urbe del sur de España. Al lado de este coliseo musical podemos ver la escultura de uno de los compositores que tuvo a Sevilla como una de sus musas: Mozart y en el otro lado, junto al río, descubrimos la escultura de la cigarrera más famosa del mundo: Carmen. Está junto al lado de famosos toreros que serían los Escamillos de su época, enfrente “La Maestranza” la plaza de toros de la ciudad que erige orgullosa frente al río y su Puerta del Príncipe nos describe los millares de triunfos e historias que han visto pasar sus ojos desde el siglo XVIII.
Detrás de la catedral taurina, como decía el poeta, nos encontramos una recoleta:
“…. capilla torera
que se asoma a la Maestranza.
¡Capilla del Baratillo!”
Allí encontramos el maravilloso conjunto de la Piedad titular de la Cofradía, que es uno de los más destacados de la Semana Santa Sevillana y la Dolorosa de la Caridad. El edificio de pequeñas dimensiones posee un bello retablo barroco de final del siglo XVII y una escultura de un crucificado proveniente del Nuevo Mundo, además de una efigie de San José, que fue donada por el mejor torero de su tiempo, el inmortal Pepe Hillo en el siglo XVIII.



Encima de la capilla, coronando la cúpula encontramos la cruz que adonaron los vecinos y que seguramente pertenecía a un carnero y que fue el origen de la corporación. Hace unos años el ayuntamiento realizó una copia a escasos metros del templo.
Junto a la capilla se encontraba el mercado del Malbaratillo, mencionado por Cervantes en sus novelas ejemplares donde pillos como Rinconete y Cortadillo vendían hasta sus camisas.
Debemos destacar otras dos pequeñas capillas que acogen a la hermandad de la Carretería, señara cofradía del Viernes Santo, que posee un primoroso misterio del taller de Roldán y bajo palio una bella dolorosa de Alonso Álvarez de Albarrán.
Detrás del teatro de la Maestranza se encuentra la capilla del Rosario, donde además de la Virgen con la mencionada advocación talla anónima del siglo XVIII están los titulares de la Hermandad de las Aguas, el Cristo de las Aguas bella talla de Antonio Illanes y la Virgen de Guadalupe obra de Luis Álvarez Duarte.



Si avanzamos en dirección del Puente de Triana podemos apreciar un singular edificio en la esquina de Pastor y Landero, es la llamada “Casa de las Moscas”, es uno de los escasos edificios modernistas existentes en la ciudad y cuya denominación es debida a las moscas que aparecen en su fachada. En el mismo lado, un poco más adelante, nos encontramos un mercado que ocupa el lugar de la que fue la antigua Cárcel del Pópulo. Eran famosas las saetas de los presos a las devociones de Triana que pasaban por el inmueble, y que inspiraron la famosa marcha “Solea dame la mano” la cual sorprendió al mismísimo Igor Stravinsky.
En la acera de enfrente vemos otro bello edificio de principios del siglo XX, con una torre que evoca las de los palacios del Renacimiento, es una obra de Juan Talavera el gran arquitecto regionalista que dejó su impronta en este barrio marinero.
El barrio no deja de tener diferentes referencias literarias, en la calle Galera, una placa recuerda como allí se encontraba la institución literaria Noches del Baratillo, que era el referente cultural de la Sevilla de su tiempo.