Un 29 de agosto de 1874 vino al mundo en Sevilla el poeta Manuel Machado. Junto con su hermano Antonio Machado,(los hermanos Machado) es uno de los grandes poetas de principios del siglo XX en España. Fue en la calle San Pedro Mártir, junto al Museo de Bellas Artes, y esas obras maestras tan cercanas a su cuna seguro que inspiraron a este insigne escritor.

Características de su obra

Sus versos, maravillosos, pero tristes con un enfoque melancólico, donde la muerte y lo vivido siempre estará presente. Aunque también habla de su tierra (Sevilla, Andalucía, España), de la historia, del pasado. Destacamos su sensibilidad lírica y su capacidad para retratar la realidad de la época. Todo ello le valió ser miembro de la Real Academia Española con la letra N.

Al igual que su padre, el gran Demófilo, fue un gran estudioso del flamenco.

Su obra es sin lugar a duda muy interesante con influencias de las grandes figuras de su época como el gran Rubén Darío.

Algunos de los poemas de Manuel Machado

Pensamos que lo importante de un escritor no es su biografía, aunque ésta le influye profundamente en toda su producción por eso, vamos a mencionar algunos poemas de este gran artista que en muchas ocasiones ha quedado eclipsado por la enorme sombra de su hermano Antonio.

Adelfos

Este pequeño fragmento de Adelfos nos da una idea de la belleza de su obra.

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron

-soy de la raza mora, vieja amiga del sol-,

que todo lo ganaron y todo lo perdieron.

Tengo el alma de nardo del árabe español.

Julio

Este poema, evoca el más caluros mes del estio en Sevilla, y nos recuerda la fiesta grande del barrio de su madre: “La velá de Triana”

Calle del Betis. Triana.
El corazón del estío
penetra el escalofrío
de la fuente charlatana.

La Velada de Santa Ana
llena de música el río.
Con los ojos de Rocío
se ilumina la ventana.

De envidia, al verla, una estrella,
en las alturas sin fin,
estremecida rutila.

Y se apaga cuando ella
sale envuelta en el jardín
de su mantón de Manila.

Retrato

Obra maravillosa, donde el poeta reivindica sus raices, sus pasiones, todos los mitos patrios, que curiosamente tienen su epicentro en su amada Sevilla. Pasa del Tenorio, a la Macarena sin olvidar el arte taurino, que era la gran fiesta en esa época en toda España. Es una descripción que une pasión y nostalgia, dos elementos muy constantes en su obra, y sobre todo es una reivindicación de su cultura y sus tradiciones.

Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed.
Unos ojos de hastío y una boca de sed…
Lo demás, nada… Vida… Cosas… Lo que se sabe…
Calaveradas, amoríos… Nada grave,
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía…
¿Vicios? Todos. Ninguno… Jugador, no lo he sido;
ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres… – sin ser un tenorio, ¡eso no! -,
tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.

Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente…
La agilidad, el tino, la gracia, la destreza,
más que la voluntad, la fuerza, la grandeza…
Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero,
a olor helénico y puro, lo «chic» y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna
Medio gitano y medio parisién – dice el vulgo -,
Con Montmartre y con la Macarena comulgo…
Y antes que un tal poeta, mi deseo primero
hubiera sido ser un buen banderillero.
Es tarde… Voy de prisa por la vida. Y mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo prisa.

La vida y obra del poeta Manuel Machado están repletas de sentimientos profundos, melancolía y una capacidad única para retratar el mundo que lo rodeaba. Sus poemas, son ejemplos de su maestría poética y de su habilidad para transmitir emociones