El Corpus en Sevilla es una de las grandes celebraciones locales, según las crónicas fue la más importante, nuestra ciudad mantiene sus tradiciones vivas como en ningún otro lugar del país y el Corpus no podía ser menos. Muchas personas se levantan al alba para acompañar una procesión que desde hace muchos años vuelve a la Catedral cuando aún no ha salido la Custodia. En un mundo totalmente desacralizado es maravilloso contemplar a niños con sus pantalones cortos, adolescentes que estrenan su chaqueta y su traje para acompañar al Santísimo en su discurrir por las calles de Sevilla.
Los preparativos
Las grandes plazas históricas de la ciudad con el suelo lleno de romero y los altares montados por Hermandades e Instituciones hacen que sea todo mucho más especial y no sólo la mañana del día del Corpus, la noche antes pueden verse ya los altares montados, lugares como el Salvador, Plaza de San Francisco, Cerrajería, Calle Sierpes…debido al esplendor de la celebración recuerdan momentos del gran pasado de Sevilla.
Destacamos la presencia de la Hermandad de la Hiniesta, con su talla gótica (realmente neogótica, al ser una copia de la original que fue quemada en el año 1932), ubicada en la fachada del Ayuntamiento reivindica su título de patrona de la ciudad y se realiza un altar con sus mejores galas para presidir el cortejo.
Otra hermandad que no falla a la cita, es la Hermandad de la Cena, que cada año trae a su Cristo a la procesión y en ocasiones hasta el misterio completo, ubicándose en el lateral del Palacio Arzobispal.
El Cortejo del Corpus
El Corpus Christi en Sevilla a diferencia de otras importantes ciudades de España, no lo componen sólo la Custodia y las personas que la acompañan, sino que existe un numerosísimo cortejo que desde hace años entra antes de que termine de salir toda la procesión.
La procesión la abren los niños carráncanos aunque el número más importante de los asistentes son los hermanos de las diversas hermandes de Sevilla, que se reúnen en esa hermosa mañana para rendir culto a Su Divina Majestad en su recorrido por las calles hispalenses. Cambian las túnicas que llevan en Semana Santa por elegantes trajes de chaqueta que inundan la ciudad tanto dentro como fuera de la procesión.
Además de esa nutridísima representación, tenemos otros entes e instituciones que no faltan a la cita:
Los Seises, los Maestrantes, las Ordenes Militares, el Clero, las autoridades militares, autoridades civiles y un regimiento militar, todo es poco para rendir los honores.
A primera hora, el despertador aún no ha sonado y se van viendo huecos, que irán desapareciendo conforme vaya avanzando la mañana. Muchos niños y jóvenes mantienen viva la tradición de sus mayores un día grande en la ciudad que nadie se quiere perder.
La procesión en Sevilla posee un amplio cortejo con diferentes pasos, desde la última incorporación: Santa Ángela (cuesta llamarla así en lugar de Sor Ángela), Santa Justa y Rufina, San Leandro, San Isidoro, San Fernando, la Inmaculada (de Alonso Martínez que no la de Montañés), El maravilloso niño Jesús del Sagrario y hasta una pequeña custodia con la Santa Espina anteceden a la gran obra maestra de Arfe.
Imágenes antiguas nos demuestran que era la gran celebración de la ciudad por la multitud de personas que asistían a la procesión. Como el verano ya suele hacer estragos en la ciudad, ya están colocadas las velas (toldos) por diversas calles y en las grandes plazas, los miembros del larguísimo cortejo sufren los estragos de Helios en los lugares no resguardados por la sombra, ya que estas fechas el sol de Sevilla no suele ser algo liviano.
La Custodia
La base de toda la procesión es la maravillosa custodia que labró Juan de Arfe en la segunda mitad del siglo XVI que es una de las grandes joyas de orfebrería del patrimonio español y que se engalana para recorrer las calles de la ciudad con sus mejores galas portando en su interior el Cuerpo de Dios.
La Custodia se realizó durante 7 años, entre 1580 y 1587, con 300 kilos (algún autor habla de 475) de plata y una cuidada iconografía supervisada por Francisco Pacheco, autor del programa de la obra siguiendo las tesis del Concilio de Trento. La obra alcanza los 3,9 metros de altura.
Consta de 4 cuerpos. El primero representa la iglesia militante, con 36 escenas de los testamentos, los padres de la iglesia..etc
El segundo cuerpo. Es donde se coloca el Viril con los 4 evangelistas y santos relacionados con Sevilla.
El tercero es la iglesia triunfante con el Cordero apocalíptico sobre el libro de los 7 sellos.
El cuarto es una representación de la Trinidad.
Todo está coronado por una figura de la Fe que sustituyó al primitivo remate y que sin lugar a dudas recuerda al Giraldillo y su simbología de la Victoria de la Fe.
Música y sillas
Otro elemento es la música, que se mezcla con las maravillosas voces de la coral catedralicia y los seises que nos dejarán sus bailes y sus cantos de respeto para la maravillosa novena que se realiza en la Catedral. Si no lo saben sus trajes nunca se cambian, o mejor dicho no se cambian enteros, ya que los van cambiando por piezas. Los colores para esta festividad es el rojo (color sacramental) y el blanco.
Además, no podía faltar la banda municipal detrás del patrón, San Fernando y una banda militar con una pequeña tropa detrás de la Custodia.
Debido a la amplitud del cortejo, a lo largo del recorrido se colocan sillas para poderlo presenciar de una forma más descansada, aunque siempre hay que evitar que esas sillas les de el sol a lo largo del recorrido, porque si no podemos pensar que hemos ido a la playa en lugar de al Corpus.
Curiosidades del Corpus sevillano
En la historia se ha reflejado este gran día de Sevilla con multitud de grabados y lienzos. Cuando Blanco White contaba a los ingleses la cantidad de cera y flores que se gastaban en Sevilla para las celebraciones litúrgicas de esta fiesta lo llamaban loco… que poco conocían de Sevilla y sus locuras.
El Corpus de Sevilla tiene hasta una obra musical dedicada, que es parte de la Suite Iberia de Isaac Albéniz, el gran compositor usa como tema central de esta pieza la famosa obra popular de la tarara.
Si por avatares del destino no lo conocen, no se lo pierdan. Pocas cosas hay tan sevillanas como una mañana de Corpus en Sevilla, aunque en su contra también hay que decir y tan calurosas.